La escucha en terapia es creativa
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La escucha en terapia es creativa.

El analista no es un paño de lágrimas inerte e inactivo.

Hay quienes creen que ir a sesión es simplemente hablar y desahogarse. Incluso, hay psicólogos que creen que ejercen cuando escuchan a alguien. Entienden que su función psicológica es la de escuchar y no juzgar, y claro que es importante, pero eso no tiene efectos terapéuticos. En psicoanálisis se entiende que la catarsis no es terapéutica, hace falta algo más.

El sentido de lo que se dice en sesión se altera cuando el analista lee algo en ese material. Es únicamente al intervenir sobre ese texto, o sea el discurso del paciente, que emerge algo distinto, una nueva forma de entender.

Esto genera un problema epistemológico clave y que diferencia al psicoanálisis de otras disciplinas psicológicas. ¿Hay lo que eso quiere decir sin la interpretación de quien lo escucha? O en otros términos, ¿hay inconsciente sin la interpretación del analista?

La posición del psicoanálisis lacaniano es contundente. El mensaje no termina de ser nada hasta que haya alguien que lo interprete. Es decir, es en la escucha del analista que recae la función de creación de nuevos sentidos, y por tanto de inconsciente, ya que es lo que se va a transformar.

Esto me recuerda a la situación del árbol que cae en el bosque, ¿hay sonido si nadie lo escuchó? No se trata de que el árbol caiga o no caiga, sino de que esa caída produce sonido únicamente si alguien es capaz de ser afectado por ese estímulo. Remarco que no se trata tampoco de que escuchar el sonido es el único medio por el cual se ratifica la existencia de ese sonido, hay múltiples efectos que tiene ese sonido aun si nadie lo escucha, por ejemplo, la vibración del sonido espanta a la fauna y el pueblo sabe que ocurrió algo en el bosque aún sin haber escuchado la caída.

Entonces, para centrarlo en el dispositivo analítico. No se trata de que el paciente hable o no hable de X tema. En cambio, se debe poner la lupa en que el mensaje del discurso del paciente solo toma nuevos sentidos cuando es intervenido por el analista, cuando es escuchado y puntuado por un otro clínico.

Ese rol del analista es totalmente activo y contrario a la pasividad del acto catártico, muy propio del confesionario católico. Es una escucha que crea nuevos sentidos en el discurso del paciente a partir de un marco teórico formal de interpretación y ciencia.

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